No es inédita la participación femenina en el narcotráfico, pero su
rol va en ascenso y además está cambiando: de realizar tareas
auxiliares, las mujeres pasan al
crimen directo y a asumir
jefaturas.
"El Ejército tiene evidencia de que las mujeres comienzan a ocupar puestos estratégicos dentro del Cártel del Golfo, informaba
un artículo reciente del diario mexicano Excelsior. En esa ciudad (
Reynosa, con 600.000 habitantes y en el estado de
Tamaulipas) no sólo se ha comenzado a obtener información de que el
número de mujeres que se dedican al sicariato se está incrementando,
sino que han pasado de cuidar las casas de seguridad y de administrar
los recursos a llevar a cabo operaciones precisas para el cobro y
trasiego de droga e indocumentados".
En Tamaulipas, uno de los principales escenarios de la guerra por el control territorial entre el
Cártel del Golfo y Los Zetas,
las mujeres fueron las principales víctimas de la violencia, no sólo al
padecerla en forma directa, sino porque muchas quedaron solas al frente
de sus hogares. Algunas son directamente obligadas a trabajar para los
cárteles. Unas pocas han adherido en forma más o menos libre a esa
actividad. La mayoría se ha visto
empujada a remplazar al hombre arrestado o asesinado.
"El Cártel del Golfo
apuesta a que las mujeres
vengan a fortalecer a una organización que se ha visto mermada por las
bajas que ha sufrido en los enfrentamientos contra los Zetas", dice el
informe de la enviada especial del
Excelsior,
Aurora Vega, a esa región, en la cual las mujeres juegan ya un papel estratégico.
Es un fenómeno análogo al que se produjo en las
mafias del sur de Italia:
ante las numerosas bajas en las filas masculinas, las mujeres asumen
las tareas y responsabilidades de sus maridos, hermanos, padres, tíos y
hasta sobrinos.
El sitio especializado
InSight Crime sostiene
que el número de mujeres que trabajan en el tráfico de droga en México
se ha incrementado un 400% entre 2007 y 2010. La cifra surge del
Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) que contabiliza la cantidad de condenas por delito de narcotráfico contra mujeres.
El protagonismo femenino en el delito organizado ha llegado al cine, a la literatura -
La Reina del Sur, la novela de Pérez Reverte, fue llevada a la pantalla chica (
foto)- y, por supuesto, a la música a través de los
narcocorridos. Entre las
damas del narco, algunas han adquirido notoriedad pública, como
Sandra Ávila, llamada la "Reina del Pacífico", detenida en 2007.
En defensa de las mujeres,
InSight Crime sostiene que éstas
están en "una ambigua posición en la línea que separa la víctima de la
victimaria" y que aún el papel de aquellas que han trascendido como
"jefas", caso de la propia Sandra Avila o de
Enedina Arellano Felix, del
Cártel de Tijuana, fue sobreestimado por los medios. Por lo general, todas ellas obtienen su poder por lazos familiares.
Pero lo que está sucediendo en Reynosa implica un
salto "cualitativo".
Un cártel como el del Golfo, debilitado por la guerra intranarco, apela
a "ellas" para reforzar a sus efectivos y modifica así el perfil de la
mujer en sus actividades ilegales (que, cabe decir, no sólo abarcan el
tráfico de estupefacientes sino también el de personas, además de
secuestros extorsivos y contrabando).
Es indudable que cada vez son más las mujeres que se ven arrastradas
hacia el crimen organizado. Algunas de ellas ocupan posiciones
intermedias en la actividad, como
Mireya Moreno Carreón,
alias "La Flaca", detenida por dirigir un punto de distribución de Los
Zetas, en San Nicolás de los Garza, en las afueras de Monterrey. Y la
justicia mexicana ofrece recompensa a quien contribuya a ubicar el
paradero de 14 mujeres que actualmente ocupan jefaturas narco. Dos de
ellas,
Elizabeth Garza y
Elvira Arroyo, son buscadas también por la justicia de los
Estados Unidos, por su papel en el narcotráfico internacional. Garza es una de las 15 personas más buscadas por la
DEA.
Mujeres asesinas, la trampa fatal de los cárteles en México
Son un comando de 20 mujeres fuertemente armadas. Tienen entre 18 y 30 años y se transformaron en el elemento sorpresa de la feroz guerra entre los traficantes de Ciudad Juárez
Se trata de la versión latinoamericana de Uma Thurman en Kill Bill. El cártel de Juárez, en su guerra contra el de Sinaloa por el dominio de Ciudad Juárez en México, ideó un nuevo comando. Recluta jóvenes bellas entre 18 y 30 años, las entrena, las equipa y las usa como sicarios.
"Son bonitas, son adolescentes de buen ver, para engañar más a los contrarios", reveló a la Policía Federal Rogelio Amaya, que en el momento de su detención era miembro de La Línea, el brazo armado de los de Juárez.
La estrategia es desconcertar –o bien, desconcentrar– a los rivales,
en un campo de batalla escalofriante: la guerra entre cárteles que
castiga a México desde hace años.
Ciudad Juárez ostenta el triste título de ser la ciudad más violenta del país, más de 1.700 muertos en lo que va de 2010.
Este comando de mujeres asesinas está activo hace dos meses. Ellas prefieren las balas de alto calibre al glamour. Sin embargo, saben usar la seducción para alcanzar sus objetivos.
Cual película de Hollywood, las nuevas chicas malas de México seducen a sus víctimas, las engañan, y cuando logran tenerlos ahí –bien dominados–, los rematan a sangre fría.
Son "como cualquier sicario hombre, [van en] trocas [camionetas], carros, llevan armas largas o cortas". En sus salidas van acompañadas de un sicario, "pero son ellas las que se bajan a hacer el trabajo", detalló Amaya.
Fuente: EFE
Las 14 mujeres más buscadas de México
La lista va desde líderes de cárteles de droga hasta secuestradoras y traficantes de personas. El Gobierno de Calderón ofrece millonarias recompensas por ellas. ¿Quiénes son las jefas del crimen organizado mexicano?
Las autoridades confeccionaron una listado
de 14 mujeres delincuentes. Y, según difundió
Excelsior, la
DEA (la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos) también incluyó mexicanas en su propio ranking de los
15 criminales más buscados:
Elizabeth Garza y Elvira Arroyo tienen pedido de captura por su
"extrema peligrosidad" como operadoras de los cárteles de
narcotraficantes.
El listado mexicano está encabezado por
Enedina Arellano Félix, la primera en haber dirigido un cártel de drogas: el de Tijuana.
Ella asumió el "negocio" tras la captura de sus hermanos. En la
actualidad - y según la policía-, su hijo Fernando Sánchez Arellano es
su principal operador.
La narco conocida como "
la Güera Loca" es la
presunta jefa de sicarias del cártel del Golfo y quien aparece en
diversos videos en Internet en decapitaciones de presuntos zetas, sus
otrora socios en el delito.
"
La Beba" y "
La Kitty", están acusadas de haber participado en el asesinato de 52 personas en el
incendio del Casino Royale. Estas dos mujeres, además de ser las novias de importantes jefes de
Los Zetas,
participan activamente en municipios de Nuevo León. De hecho, México
ofrece hasta 15 millones de pesos mexicanos (cerca de 1,1 millón de
dólares) a quien brinde información por "La Beba".
Rosario Pérez Pérez, alias "La Pelos", es otra de
las más buscadas por las autoridades que, según afirman, compartía el
liderazgo de una banda de secuestradores llamada Los Montante.
Es más, la Policía afirma que era la encargada de someter a los secuestrados y mantenerlos en jaulas. En esta banda, hay otra mujer fuerte: Dolores Torres Moreno, más conocida como "La Lola".
Patricia Murgía Ibarra también figura en la lista de
más buscados. Por ella se ofrece una recompensa de 10 millones de pesos
(735 mil dólares). Está acusada de delincuencia organizada y tráfico de
menores, delito por el cual también son buscadas
Vanesa Barroso Mosqueda La Parkay, Kenia Rocío Priego Alarcón, Blanca Estela Rincón Yáñez y Braulia Valverde Vilchis.
Por asesinato, y consideradas muy peligrosas, también tienen pedido de captura
Alma Rosa Pacheco Jasso, Jenny Denisse Gijón Heredia y Catalina Hernández Alcántara.
El narco seduce a las indígenas mexicanas
La exclusión, la explotación y la miseria las empuja al crimen organizado. Las jornaleras ganan la mitad que los hombres, por lo que el campo ya no es una alternativa laboral
Crédito foto: Cocyp.org.mx
"Cada vez aumenta más
el número de mujeres del sector rural que engrosan las filas del narcotráfico, porque el maíz no es negocio,
lo que dispara los niveles de inseguridad, violencia intrafamiliar, corrupción y muerte en el campo", denunció José Jacobo Femat, líder de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (
COCYP).
En su acto por el Día Internacional de la Mujer, la COCYP afirmó que
en México "hay poco que celebrar en el caso del campo y menos en las
zonas indígenas, en donde
sobreviven 5,5 millones de mujeres en condiciones de miseria y abandono, así como analfabetismo y severos grados de desnutrición junto a sus hijos". Según sus registros,
sólo una de cada diez tiene educación media, y son objeto de discriminación, explotación y exclusión.
El dirigente campesino reveló que
las jornaleras ganan hasta un 50% menos que los hombres y "están más expuestas a enfermedades como cáncer y enfisemas, ante la total ausencia de seguridad social en sus comunidades".
"Trece millones de mujeres son víctimas de un sistema económico y
político de discriminación, explotación y exclusión, pues ellas
sólo
cuentan con un ingreso semanal de 400 pesos (33 dólares) a cambio de
realizar labores en el medio rural de hasta 12 horas al día", declaró Femat.
Los niños y el narco
A mediados de febrero,
la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Tabasco (CEDH) denunció que el crimen organizado "
alquila niños indígenas chiapanecos para explotarlos laboralmente en Villahermosa y áreas urbanas de la región del sureste mexicano".
Jesús Manuel Argáez de los Santos, presidente de la CEDH, afirmó para
Excelsior
que Tabasco ocupa el segundo lugar a escala nacional en trata de
personas, mientras que México está situado en tercera posición mundial
ante el fenómeno, después de Rusia y Tailandia. "La trata de personas es
el tercer negocio más lucrativo para la delincuencia organizada a
escala mundial, sólo superado por los tráficos de drogas y armas, ya que
produce ganancias anuales por unos 9.500 millones de dólares,
aproximadamente, y de acuerdo con cifras de la ONU, en los últimos 25
años al menos 27 millones de personas en todo el mundo han sido víctimas
de explotación laboral, sexual o comercial", expuso el defensor
tabasqueño.