30-08-12 | SERIES DE TELEVISIÓN
analizando el trabajo de
Don Roberto Gomez Bolaños
su gran serie estrella
El Chavo del 8
y si este fuera un
moderno Infierno
al estilo de los
clásicos de la literatura
moderno Infierno
al estilo de los
clásicos de la literatura
El Chavo
del 8 sin duda es una de las series más
populares de América Latina. En México aun sigue cautivando a multitud de
generaciones. Y es que la serie tiene un encanto especial, con personajes
notables y divertidos que han hecho y hacen reír tanto a niños como adultos.
Sin embargo hay quienes ponen en duda la “INOCENCIA” detrás de este inofensivo
humor.
Elenco base de "El Chavo del 8" |
Lean esta otra historia que asegura el “El Chavo del 8″ no es
lo que parece. Seguramente terminarás pensando que quizás se trata del cuento de algún buen narrador, pero aun así
no deja de ser interesante mirar a la cara un clásico de la televisión sin esa merchandise a su alrededor y si viendo la sustancia de un elenco que no envejece y podamos entender a está sociedad mexicana tan tolerante con la delincuencia y esos pecados capitales, deudas ancestrales.
Sartre escribió en su famosa obra “Entre cuatro paredes“, de 1945, que “El Infierno
son los demás“. No existe una definición de Infierno que sea universalmente aceptada en
la tradición teológica de occidente. Según el historiador Jean Delumeau, en una entrevista en el
libro “El fin de los tiempos“, el catolicismo tradicional, apoyándose en San
Agustín, predicó la existencia “de un lugar de sufrimiento eterno para aquellos
que hayan hecho el mal en esta vida y que nunca se arrepintieron” Esta
noción, un tanto incongruente con la imagen de un Dios misericordioso, no
prosperó fuera de la imaginación popular, siendo sustituida por el Purgatorio,
desarrollado en el siglo II, principalmente por Orígenes. Nadie más podría ser condenado
para siempre, sin embargo, a excepción de los santos, todo el mundo tenía que
pasar un periodo variable de purificación, con la seguridad de la salvación al
final.
Doña Florinda y el Chavo |
San Ireneo no estuvo de acuerdo. Para él “los pecadores confirmados, obstinados,
alejados de Dios, también se apartaran de la vida.” Por lo tanto, después
del juicio final, los condenados serian borrados simplemente de la existencia.
La controversia continuó por los
siglos, con nuevos panelistas: Tomás de Aquino, Lutero, Joaquín de Fiore. En la
literatura, Dante y Milton han creado poderosas visiones del Infierno. La
trilogía de condenados de Sartre, los sados masoquistas cenobitas de Clive
Barker y los pecadores malditos
esos personajes de Roberto Bolaños.
Son recreaciones contemporáneas
inquietantes del Infierno. Sí, leyó usted muy bien Roberto Bolaños me refiero
al actor, escritor y director mexicano conocido, casi en la exageración
perdonable de Chespirito, o “pequeño Shakespeare” de México.
Roberto Gómez Bolaños es el creador
de una de las más sutiles, brillantes y temibles representaciones del Infierno
en cualquiera de las Bellas Artes
y en el caso de “El Chavo del 8“, el programa de televisión cumple como enseñó
Baudelaire: “El mayor truco del Diablo
es convencernos de que no existe“, podemos concluir que ese mismo Diablo no
tendrá vendrá a presentar a sus dominios a través de estereotipos: la
oscuridad, el fuego, tridentes, lava.
En “El Chavo del 8″ de
verdad se cumple el pensamiento de “el Infierno son los
otros”. Bolaños
llenó
su creación de señales que deben ser decodificadas, para revelar su verdadero
sentido de AUTO MORALIZAR.
El Chavo del número 8 no vivía en un barril sino en la casa 8 |
La primera
y más importante es el título. Originalmente, el programa se llama “El Chavo
del Ocho”, y nadie sabe el verdadero nombre del
protagonista, que nunca fue pronunciado. Solo se le conoce como “El Chavo”.
El nombre
en sí es retomado en realidad de una
ciudad brasileña y proviene de la palabra: Chaves, misma palabra corrompida de “chavo”, que
significa “maldita”. Es cierto que un “niño”, o “chavo” es aquel que hace
maldades: le trastoca a la sociedad el orden de lo que es moral y socialmente
aceptado como correcto.
En la interpretación libre, el “chavo”
es un pecador y por lo tanto, la serie trata de pecados pero no se asuste no
son pecados mortales, de lo contrario
sería muy difícil que los personajes generaran simpatía, son pecados capitales.
Contrariamente a lo que muchos
creen, el protagonista no vive en un barril, sino en la casa con el número 8. Estando huérfano y sin hogar, fue
recogido por una mujer mayor, que nunca fue mostrada, y que tal vez no exista.
Si la muerte existiera de forma material, el número 8 estaría sutilmente
asociada a ella. Solo se tiene que voltear el número 8 y se obtiene el símbolo
de infinito.
La muerte es infinita, porque no hay
vida antes de la vida y después de la vida se pasa de nuevo a su estado
anterior. La vida
puede ser medida por el tiempo, antes y después es por definición, INFINITA. Nada infinito es
finito por ejemplo la gracia infinita o la purgación infinita. Esta vecindad del chavo no es más
que un pedazo de Infierno, especialmente preparado para recibir a sus
invitados, muertos y condenados en el Juicio Final.
Una
variante cómica de “entre cuatro paredes”, donde dos mujeres y un hombre (además de un mayordomo… dónde el Sartre comunista
no tuvo en cuenta el carácter representativo de la clase proletaria) se ven
obligados a soportarse unos a otros para la eternidad, en un ciclo interminable
de acusaciones y violencia.
Argumento base
No es
difícil imaginar la escena: La Chilindrina molesta a Quico y le hace pensar que
su padre es el agresor, desconcertado llama a Doña Florinda quien descarga toda
su rabia en Don Ramón, mismo que
después descarga su coraje en “El
Chavo” y este a su vez agrede al Señor Barriga que llega a cobrar la renta a la
vecindad. Mientras tanto, el profesor Girafales, ardiendo de deseo, llega a
bebe café, con un ramo de rosas en su regazo, sin sospechar la causa, motivo,
razón o circunstancia de tanta repetición.
El
escenario es un laberinto rizo-mático, sin centro, sin principio ni fin. Afuera
de la vecindad hay una calle estrecha que conduce a un parque, a un restaurante
y a un pequeño salón de clases. Las variaciones, tales como Acapulco, son excepciones
a la regla. El universo de personajes se reduce a este espacio
claustrofóbico, donde un ambiente conduce a otro que lleva a otro que conduce a
otro, de forma indefinida. Los pecados
cometidos en la vida son evidentes en sus características, miedos y
frustraciones.
Señor Barriga |
El Chavo siempre con hambre, ha cometido el
pecado de la gula. El glotón
empedernido y su preferencia por el sándwich de jamón muestra desprecio por las leyes de Dios, que prohibía el consumo de
carne de cerdo, un animal sucio. Enemigo
de cualquier autoridad moral, él llama a su profesor “Maestro Longaniza”, otra
referencia a la malograda delicia porcina. Don Ramón, que trabaja en exceso para no trabajar después, cometió
el pecado de la pereza.
Constantemente requiere redoblar los esfuerzos de escape, para no pagar los
indefectibles 14 meses de renta. Estos
nunca se convierten en 15 meses, lo que indica que el paso del tiempo está
suspendido. No es necesario recordar que 7 + 7 es igual a 14 y que, en la
tradición de Cristo, 70 x 07 simboliza el infinito. De manera similar al 8,
el signo de suma se convierte en multiplicación. Dios habita en los detalles. La codicia del Señor Barriga
es obvia. ¿Quién más podría cobrar el
alquiler mensual casi todos los días? Los golpes que recibe de parte del Chavo al
llegar a la vecindad son parte de su castigo.
Quico |
El pequeño marinero Quico, el niño más rico, es impulsado por
la envidia. Cada vez que veía a uno
de sus vecinos más pobres disfrutar de un juguete estropeado, la codicia le provocaba alegría e iba por
uno de los suyos, siempre más grande y mejor, pero nunca le daba satisfacción.
El juguete del otro, a pesar de ser claramente inferior, siempre parece más
interesante. Un círculo vicioso de la
ENVIDIA, nunca saciado.
La Chilindrina está marcada por una personalidad intolerante, enojona. imitando a el pato Donald de Disney, que utiliza el
coche como un arma agravante de su ira. Muerta
en un accidente de tránsito trata de hacer lo mismo con el triciclo. Hubo
muchas veces que pasó por encima de los pies y juguetes. Pero la musa que canta a la ira del poderoso Aquiles no le da importa a
la ira de la insignificante Chilindrina. Siendo la más débil y más pequeña
físicamente de la vecindad, sólo puede llorar y llorar y llorar.
Doña Florinda y el profesor
Girafales son unos libertinos del tamaño
del marqués de Sade y Mesalina
(o ellos mismos). Maestros en el arte de
la lujuria, y finalmente condenados por la eternidad a la abstinencia sexual.
Frígida e impotente, que lo anhela con la mente, pero no con el cuerpo así es Doña Florinda.
Consumen interminables tazas de café
que con propiedades estimulantes alimentan el fuego que no pueden consumar.
El profesor Girafales fuma en el
aula, no porque “El Chavo del Ocho” fuera grabado antes de la plaga de lo
políticamente correcto, sino debido a la rara tradición postcoital de encender
un cigarrillo, hacer un anillo de humo en el aire y preguntar “¿Te gustó?”. Incapaz de cumplir la primera parte del ritual erótico, sin saberlo,
lleva a cabo lo segundo. No es sorprendente que la banda sonora de sus
reuniones sea una adaptación de la banda sonora de la película “… Lo que el
viento se llevó”. La última frase de
la película es “mañana será otro día”. En el pueblo, siempre habrá otro día y
otra taza de café“.
Señorita Clotilde |
Doña Clotilde, la bruja del 71,
sufría de extrema vanidad.
El genio de Bolaños tuvo la delicadeza de invitar a la española Angelines Fernández, para interpretar al personaje.
Una vez más el signo de una condenación eterna aparece: 71 no es más que 7 +1 =
8. Doña Clotilde era dueña de una
mascota, significativamente llamada Satanás,
llama la atención sobre otro elemento importante. La presencia de varios
demonios vagando en la vecindad. Se trata de un demonio polimorfo. En algunos
episodios Satanás es un gato, y un perro en otros.
A
diferencia de la paradoja pato-conejo de Jastrow, Wittgenstein y Thomas Kuhn,
que servía para el desenvolvimiento de la razón, el gato-perro es una
representación de la mística, el perro “en persona”. En 1589 el teólogo Peter
Binsfeld, en el libro “Clasificación de demonios de Binsfeld”, estableció que
cada uno de los siete pecados capitales tiene un patrón infernal. Es revelador
que, Lucifer, el nombre con el que muchos llaman a Satanás, genere vanidad.
Los otros
son la generación de la lujuria Asmodeo,
Belcebú la gula, la avaricia de Mammón,
la pereza de Belfegor, Azazel la ira y la envidia de Leviatán. No nos engañemos: ellos rodean la vecindad constantemente para promover
el desorden, el dolor y la tentación. Si el gato-perro de Lucifer / Satanás
ayuda a difundir el rumor de que la señora Clotilde es una bruja, parece obvio
que la bella muchacha Paty y su tía
Gloria son Belcebú y Belphegor transformados en súcubos, demonios de sexo
femenino, preparados para atizar el apetito del Chavo y despertar al Don Ramón de su letargo. A su
vez, el galán de las novelas Héctor
Bonilla, quien visitó la vecindad, es nada más que Asmodeo en forma de íncubo,
demonio de sexo masculino, con la misión de romper la relación de la pareja de
libertinos castrados.
Noño |
Los personajes de poca
relevancia, como Doña Nieves, señor Hurtado, los jugadores de yo-yo, los
estudiantes anónimos de la escuela, los clientes del restaurante, el personal
del parque y la fiesta de la buena vecindad, y otros complementos, son
entidades demoníacas más pequeñas, que funcionan para crear la ilusión de
normalidad. De hecho, los que frecuentaban la vecindad parecen
atrapados de su condición. Los adultos por ser altamente centrados. Y los niños
sufriendo una doble maldición, la condición de una regresión infantil, tal vez
como un reflejo de la inmadurez emocional que los llevó a una conducta
pecaminosa.
Mientras que muchas personas sueñan
con tener la experiencia de la madurez en un cuerpo joven, ellos se quedaron
con el cuerpo que poseían a la hora de la muerte, pero no con su experiencia.
Estas son las sutilezas de la burocracia infernal. Jaimito el cartero, en su papel como
portador de mensajes, es el único representante de este lado. Un psíquico que
trata de hacer contacto con otra dimensión. Su constante estado de fatiga es el
resultado de un esfuerzo sobrehumano necesario para cruzar dimensiones. Prueba
de ello es la descripción que da Jaimito de su tierra natal, Tangamandapio. El pueblo que existe en realidad, se
encuentra al noroeste del estado mexicano de Michoacán, es una alegoría. Según
el cartero, todo en Tangamandapio es colosal. Sería más grande que Nueva York y
tenía una población de muchos millones de habitantes. ¿Qué podría ser tan
grande? Obviamente, no se refiere a un solo lugar aislado, sino a todo el
planeta, la tierra de los vivos.
Don Jaimito el cartero un mensajero incanable |
Las cartas que está llevando son
psicografias y la bicicleta que nunca deja es más un tótem, al estilo de “El
Origen”. Necesaria
para volver a la realidad. En “El Chavo
del Ocho,” Bolaños, o el Camus azteca, creó su propia versión del mito de
Sísifo. El chavo y compañía están condenados a empujar por una empinada
colina todos los días esta piedra enorme que siempre regresa, obligándolos al
tormento del eterno retorno. La piedra de Quico es cuadrada, no rueda, se
desliza. Es cómico, a pesar de trágico.
Por Javier Arizunzan y Maicol Caballero
Un introspección a la historia y su simbología de un escritor contemporaneo como Don Roberto Gomez Bolaños
El Chavo del 8 sin duda
es una de las series más populares de América Latina. En México aun
sigue cautivando a multitud de generaciones. Y es que la serie tiene un
encanto especial, con personajes notables y divertidos que han hecho y
hacen reír tanto a niños como adultos. Sin embargo hay quienes ponen en
duda la “inocencia” detrás de este inofensivo humor. Lea esta historia
que asegura el “El Chavo del 8″ no es lo que parece. Seguramente
terminarás pensando que se trata del cuento de algún fanático, pero aun
así no deja de ser interesante.
Sartre escribió en su famosa obra “Entre cuatro paredes“, de 1945, que
“el infierno son los demás“. No existe una definición de infierno que
sea universalmente aceptada en la tradición teológica de occidente.
Según el historiador Jean Delumeau, en una entrevista en el libro “El
fin de los tiempos“, el catolicismo tradicional, apoyándose en San
Agustín, predicó la existencia “de un lugar de sufrimiento eterno para
aquellos que hayan hecho el mal en esta vida y que nunca se
arrepintieron” Esta noción, un tanto incongruente con la imagen de un
Dios misericordioso, no prosperó fuera de la imaginación popular, siendo
sustituida por el Purgatorio, desarrollado en el siglo II,
principalmente por Orígenes. Nadie más podría ser condenado para
siempre, sin embargo, a excepción de los santos, todo el mundo tenía que
pasar un periodo variable de purificación, con la seguridad de la
salvación al final.
San Ireneo no estuvo de acuerdo. Para él “los pecadores confirmados,
obstinados, alejados de Dios, también se apartaran de la vida.” Por lo
tanto, después del juicio final, los condenados serian borrados
simplemente de la existencia.
La controversia continuó por los siglos, con nuevos panelistas:
Tomás de Aquino, Lutero, Joaquín de Fiore. En la literatura, Dante y
Milton han creado poderosas visiones del infierno. La trilogía de
condenados de Sartre, los sadosmasoquistas cenobitas de Clive Barker y
los pecadores malditos Roberto Bolaños son recreaciones contemporáneas
inquietantes del infierno.
Sí, Roberto Bolaños. Me refiero al actor, escritor y director mexicano
Roberto Gómez Bolaños, conocido, casi en la exageración perdonable de
Chespirito, o “pequeño Shakespeare” de México. Él es el creador de una
de las más sutiles, brillantes y temibles representaciones del infierno
en cualquiera de las artes: “El Chavo del 8“, el programa de televisión,
como enseñó Baudelaire, “El mayor truco del diablo es convencernos de
que no existe“, podemos concluir que ese mismo diablo no tendrá vendrá a
presentar a sus dominios a través de estereotipos: la oscuridad, el
fuego, tridentes, lava. En “El Chavo del 8″ de verdad “el infierno son
los otros”.
Bolaños llenó su creación de señales que deben ser decodificadas para
revelar su verdadero sentido de auto moralizar. La primera y más
importante es el título.
Originalmente, el programa se llama “El Chavo del Ocho”, nadie sabe el
verdadero nombre del protagonista, que nunca fue pronunciado. Solo se
conoce como “El Chavo”. El nombre en sí es una adaptación brasileña de
la palabra Chaves, una palabra corrompida de “chavo”, que significa
“maldita”. Es cierto que un “niño”, o “chavo” es aquel que hace
maldades: le trastoca el orden de lo que es moral y socialmente aceptado
como correcto. En la interpretación libre, el “chavo” es un pecador.
Por lo tanto, la serie trata de pecados. No de pecados mortales, de lo
contrario sería muy difícil que los personajes generaran simpatía, sino
de pecados capitales.
Contrariamente a lo que muchos creen, el protagonista no vive en un
barril, sino en la casa con el número 8. Estando huérfano y sin hogar,
fue recogido por una mujer mayor, que nunca fue mostrada, y que tal vez
no exista. Si la muerte existiera de forma material, el número 8 estaría
sutilmente asociada a ella. Solo se tiene que voltear el número 8 y se
obtiene el símbolo de infinito. La muerte es infinita, porque no hay
vida antes de la vida y después de la vida se pasa de nuevo a su estado
anterior. La vida puede ser medida por el tiempo, antes y después es,
por definición, infinita. Nada infinito, gracia infinita, purgarción
infinita.
vecindad chavo
Esta vecindad del chavo no es más que un pedazo de infierno,
especialmente preparado para recibir a sus invitados, muertos y
condenados en el juicio final. Una variante cómica de “entre cuatro
paredes”, donde dos mujeres y un hombre (además de un mayordomo… donde
el Sartre Comunista no tuvo en cuenta el carácter representativo de la
clase proletaria) se ven obligados a soportarse unos a otros para la
eternidad, en un ciclo interminable de acusaciones y violencia. No es
difícil imaginar la escena:
La Chilindrina molesta a Quico y le hace pensar que su padre es el
agresor, desconcertado llama a Doña Florinda quien descarga toda su
rabia en Don Ramón, mismo que después descarga su coraje en “El Chavo” y
este a su vez agrede al Señor Barriga que llega a cobrar la renta a la
vecindad. Mientras tanto, el profesor Girafales, ardiendo de deseo,
llega a bebe café, con un ramo de rosas en su regazo, sin sospechar la
causa, motivo, razón o circunstancia de tanta repetición.
callejon chavo
El escenario es un laberinto rizomático, sin centro, sin principio ni
fin. Afuera de la vecindad hay una calle estrecha que conduce a un
parque, a un restaurante y a un pequeño salón de clases.
Las variaciones, tales como Acapulco, son excepciones a la regla. El
universo de personajes se reduce a este espacio claustrofóbico, donde un
ambiente conduce a otro que lleva a otro que conduce a otro, de forma
indefinida.
Los pecados cometidos en la vida son evidentes en sus características,
miedos y frustraciones. El Chavo siempre con hambre, ha cometido el
pecado de la gula. El glotón empedernido y su preferencia por el
sándwich de jamón muestra desprecio por las leyes de Dios, que prohibía
el consumo de carne de cerdo, un animal sucio. Enemigo de cualquier
autoridad moral, él llama a su profesor “Maestro Longaniza”, otra
referencia a la malograda delicia porcina.
Don Ramón, que trabaja en exceso para no trabajar después, cometió el
pecado de la pereza. Constantemente requiere redoblar los esfuerzos de
escape, para no pagar las indefectibles 14 meses de renta. Estos nunca
se convierten en 15 meses, lo que indica que el paso del tiempo está
suspendido. No es necesario recordar que 7 + 7 es igual a 14 y que, en
la tradición de Cristo, 70 x 07 simboliza el infinito. De manera similar
al 8, el signo de suma se convierte en multiplicación. Dios habita en
los detalles.
La codicia del Señor Barriga es obvia. ¿Quién más podría cobrar el
alquiler mensual casi todos los días? Los golpes que recibe del Chavo al
llegar a la vecindad son parte de su castigo.
El pequeño marinero Quico, el niño más rico, es impulsado por la
envidia. Cada vez que veía a uno de sus vecinos más pobres disfrutar de
un juguete estropeado, la codicia le provocaba alegría e iba por uno de
los suyos, siempre más grande y mejor, pero nunca le daba satisfacción.
El juguete del otro, a pesar de ser claramente inferior, siempre parece
más interesante. Un círculo vicioso de la envidia, nunca saciado.
La Chilindrina está marcada por una personalidad intolerante, enojana.
Imitando a Goofy, que utiliza el coche como un arma agravante de su ira.
Muerta en una accidente de transito trata de hacer lo mismo con el
triciclo. Hubo muchas veces que pasó por encima de los pies y juguetes.
Pero la musa que canta a la ira del poderoso Aquiles no le da importa la
ira de la insignificante Chilindrina. Siendo la más débil y más pequeña
físicamente de la vecindad, sólo puede llorar y llorar y llorar.
Florinda Girafales
Doña Florinda y el profesor Girafales son unos libertinos del tamaño del
marqués de Sade y Mesalina (o ellos mismos). Maestros en el arte de la
lujuria, y finalmente condenados por la eternidad a la abstinencia
sexual. Frigida e impotente, que lo anhela con la mente, pero no con el
cuerpo. Consumen interminables tazas de café que con propiedades
estimulantes alimentan el fuego que no pueden consumar. El profesor
Girafales fuma en el aula, no porque “El Chavo del Ocho” fuera grabado
antes de la plaga de lo políticamente correcto, sino debido a la rara
tradición postcoital de encender un cigarrillo, hacer un anillo de humo
en el aire y preguntar “¿Te gustó?”. Incapaz de cumplir la primera parte
del ritual erótico, sin saberlo, lleva a cabo lo segundo. No es
sorprendente que la banda sonora de sus reuniones sea una adaptación de
la banda sonora de la película “… Lo que el viento se llevó”. La última
frase de la película es “mañana será otro día”. En el pueblo, siempre
habrá otro día y otra taza de café“.
Doña Clotilde, la bruja del 71, sufría de extrema vanidad. El genio de
Bolaños tuvo la delicadeza de invitar a la española Angelines Fernández,
para interpretar al personaje. Una vez más el signo de una condenación
eterna aparece: 71 no es más que 7 +1 = 8. Doña Clotilde era dueña de
una mascota, significativamente llamada Satanás, llama la atención sobre
otro elemento importante. La presencia de varios demonios vagando en la
vecindad. Se trata de un demonio polimorfo. En algunos episodios
Satanás es un gato, y un perro en otros. A diferencia de la paradoja
pato-conejo de Jastrow, Wittgenstein y Thomas Kuhn, que servia para el
desenvolvimiento de la razón, el gato-perro es una representación de la
mística, el perro “en persona”.
En 1589 el teólogo Peter Binsfeld, en el libro “Clasificación de
demonios de Binsfeld”, estableció que cada uno de los siete pecados
capitales tiene un patrón infernal. Es revelador que, Lucifer, el nombre
con el que muchos llaman a Satanás, genere vanidad. Los otros son la
generación de la lujuria Asmodeo, Belcebú la gula, la avaricia, Mamón,
la pereza Belphegor, Azazel la ira y la envidia Leviatán. No nos
engañemos: ellos rodean la vecindad constantemente para promover el
desorden, el dolor y la tentación.
Si el gato-perro de Lucifer / Satanás ayuda a difundir el rumor de que
la señora Clotilde es una bruja, parece obvio que la bella muchacha Paty
y su tía Gloria son Belcebú y Belphegor transformados en súcubos,
demonios de sexo femenino, preparados para atizar el apetito del chavo y
despertar al Don Ramón de su letargo. A su vez, el galán de las novelas
Héctor Bonilla, quien visitó la vecindad, es nada más que Asmodeo en
forma de íncuvo, demonio de sexo masculino, con la misión de romper la
relación de la pareja de libertinos castrados. Ñoño es Mammón,
instigando a su avaro padre a gastar en exceso. Popis es Azazel,
incrementando la ira desconcertante de la Chilindrina con su inutilidad.
Godínez es Leviatán avivando la envidia de Quico, con sus respuestas
certeras en involuntarias al Maestro Longaniza. Los personajes de poca
relevancia, como Doña Nieves, señor Hurtado, los jugadores de yo-yo, los
estudiantes anónimos de la escuela, los clientes del restaurante, el
personal del parque y la fiesta de la buena vecindad, y otros
complementos, son entidades demoníacas más pequeñas, que funcionan para
crear la ilusión de normalidad.
De hecho, los que frecuentaban la vecindad parecen atrapados de su
condición. Los adultos por ser altamente centrados. Y los niños
sufriendo una doble maldición, la condición de una regresión infantil,
tal vez como un reflejo de la inmadurez emocional que los llevó a una
conducta pecaminosa. Mientras que muchas personas sueñan con tener la
experiencia de la madurez en un cuerpo joven, ellos se quedaron con el
cuerpo que poseían a la hora de la muerte, pero no con su experiencia.
Estas son las sutilezas de la burocracia infernal.
jaimito
Jaimito el cartero, en su papel como portador de mensajes, es el único
representante de este lado. Un psíquico que trata de hacer contacto con
otra dimensión. Su constante estado de fatiga es el resultado de un
esfuerzo sobrehumano necesario para cruzar dimensiones. Prueba de ello
es la descripción que da Jaimito de su tierra natal, Tangamandapio. El
pueblo que existe en realidad, se encuentra al noroeste del estado
mexicano de Michoacán, es una alegoría. Según el cartero, todo en
Tangamandapio es colosal. Sería más grande que Nueva York y tenía una
población de muchos millones de habitantes. ¿Qué podría ser tan grande?
Obviamente, no se refiere a un solo lugar aislado, sino a todo el
planeta, la tierra de los vivos. Las cartas que está llevando son
psicografias y la bicicleta que nunca deja es más un tótem, al estilo de
“El Origen”. Necesaria para volver a la realidad.
En “El Chavo del Ocho,” Bolaños, o el Camus azteca, creó su propia
versión del mito de Sísifo. El chavo y compañía están condenados a
empujar por una empinada colina todos los días esta piedra enorme que
siempre regresa, obligandolos al tormento del eterno retorno. La piedra
de Quico es cuadrada, no rueda, se desliza. Es cómico, a pesar de
trágico.
Ademir Luiz.
Artículo publicado en Marcianos.com.mx: El Chavo del 8 infierno http://marcianos.com.mx/el-chavo-del-8-infierno/
Artículo publicado en Marcianos.com.mx: El Chavo del 8 infierno http://marcianos.com.mx/el-chavo-del-8-infierno/