sábado, 10 de septiembre de 2011

9/11 Al Qaeda terrorismo de EEUU cuando los lobos duermen con los corderos


11-09-11 | SOCIEDAD
Al Qaeda terrorismo
de EEUU 
cuando los lobos
duermen con 
los corderos

El único parecido entre el agente del FBI y su presa, Bin Laden, era que él también hubiera tenido un harén de ser ello posible. Así retrata Lawrence Wright al hombre que advirtió a Washington sobre lo que podía ocurrir a comienzos del milenio. Extractos del libro



En esta investigación, que recibió el premio Pulitzer 2007, el autor reconstruye la historia del surgimiento de Al Qaeda y de su líder Osama Bin Laden. En paralelo, y como en un trhiller, se inserta la trayectoria de los funcionarios y agentes estadounidenses encargados de la prevención e investigación del terrorismo y, en particular de uno de ellos, John O'Neill, el jefe de la sección antiterrorismo del FBI entre 1995 y 2001,que perdió la vida en el atentado contra el World Trade Center. (Ver también El triste destino del agente secreto que más sabía sobre Al Qaeda)

A continuación, extractos de La torre elevada (*)


Curiosamente, su proteico drama doméstico se asemejaba al de su presa, Osama Bin Laden. Tal vez si O'Neill hubiera vivido en una cultura que aprobara la poligamia, se habría creado un harén. Pero era furtivo por naturaleza y disfrutaba con los secretos peligrosos y las mentiras ingeniosas. Su trabajo, por supuesto, le proporcionaba la tapadera perfecta, ya que siempre podía desaparecer durante días en alguna misión "confidencial". (...)

Con cada mujer vivía una vida diferente. Y consiguió mantener sus círculos sociales separados, de manera que un grupo de amigos le conocía con Val, otro con Anna y otro con Mary Lynn. Las llevaba a restaurantes diferentes e incluso a países diferentes durante las vacaciones. (...)

Inevitablemente, acabaron afectándole tantas complicaciones. Un día se olvidó la Palm Pilot en el estadio de los Yankees; estaba llena de contactos policiales de todo el mundo. Por suerte, la encontraron los agentes de seguridad de los Yankees. Después se dejó el teléfono móvil en un taxi. En el verano de 1999, él y Valerie se dirigían a Nueva Jersey cuando su Buick se averió cerca de Meadow-lands. Casualmente, su coche del FBI estaba aparcado cerca, en un lugar secreto externo, por lo que O'Neill cambió de coche aunque el FBI prohíbe utilizar un vehículo oficial para usos personales. Sin embargo, podrían haber pasado por alto la infracción de O'Neill de no ser porque Valerie entró en el edificio para ir al servicio. Ella no tenia la menor idea de qué lugar era aquel. Cuando el FBI se enteró de la infracción, (...) amonestaron a O'Neill y le descontaron quince días de sueldo. (...)

Era inseguro, mentiroso y se le podía desacreditar fácilmente. También era impetuoso, ingenioso y brillante. Para bien o para mal, aquel era el hombre del que Estados Unidos dependía para detener a Osama Bin Laden. (...)

A O'Neill le preocupaba especialmente que, a medida que se aproximaba el nuevo milenio, Al Qaeda aprovechara la ocasión para conferirle dramatismo a su guerra contra Estados Unidos. Estaba seguro de que los terroristas islámicos habían establecido una cabeza de puente en Estados Unidos. Esta opinión difería mucho de la que defendía la dirección del FBI. En reuniones celebradas en la Casa Blanca, el director Freeh insistió reiteradamente en que Al Qaeda no representaba una amenaza interna. El FBI ni siquiera incluyó a Bin Laden en su lista de individuos más buscados hasta junio de 1999. (...)

La experiencia de la CIA con John O'Neill era que éste exigía un control absoluto de cualquier caso que estuviera relacionado con una investigación del FBI, como sin duda sucedería en esta ocasión. En la CIA había muchas personas, no sólo el marginado Scheuer, que odiaban a O'Neill y temían que el FBI fuera demasiado torpe e indiscriminado para confiarle información delicada. Es posible que la CIA decidiera ocultar la información para mantener a O'Neill lejos del caso. Varios subordinados de O'Neill creen firmemente esta teoría. (...) La CIA no tenía autoridad legal para operar dentro del país, aunque, en realidad, el FBI solía pillar a la agencia dirigiendo operaciones encubiertas dentro de Estados Unidos. Eso sucedía sobre todo en la ciudad de Nueva York, donde hay tantas delegaciones extranjeras. En numerosas ocasiones, O'Neill se quejó al jefe de estación de la CIA en Nueva York de los chanchullos que la unidad I-49 había descubierto. (...)

O'Neill era un personaje lleno de defectos y controvertido, pero no había nadie en el FBI tan fuerte y entregado, nadie más habría podido coger las fragmentarias pruebas que retenía la CIA y organizar una operación de búsqueda y captura a nivel nacional que habría evitado el 11-S.   

(*) La torre elevadaLawrence Wright. (Debate, Editorial Sudamericana, 2011)

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