miércoles, 27 de julio de 2011

Usar pantalones en París es ilegal

27-07-11 | SOCIEDAD

Usar pantalones

 en París es ilegal




Capital de la moda, vanguardia del diseño y del estilo en indumentaria y, sobre todo, cuna del feminismo: sin embargo, en la Ciudad Luz sigue vigente una ordenanza que prohíbe a las damas "vestirse como un hombre"



Aunque cueste creerlo, las mujeres que llevan pantalones en la capital francesa están fuera de la ley. Para salvar semejante anacronismo, una senadora socialista, Maryvonne Blondin, acaba de pedir la derogación de esta norma poco digna del siglo XXI.

La disposición data de 1799 y prescribe que toda mujer que "desee vestirse como un hombre" debe pedir autorización a la prefectura, es decir, a la policía. Lo curioso es que, en los tiempos en que fue dictada, París se encontraba en plena efervescencia revolucionaria. El 14 de julio de 1789, una muchedumbre había tomado y destruido la Bastilla, la prisión donde iban a dar con sus huesos todos los que osaban desafiar el orden monárquico absolutista. Poco después, una Asamblea redactaba la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y, en 1793, rodaban las cabezas del rey Luis XVI y de su esposa María Antonieta.

En aquellos tiempos, algunas damas gozaron de gran influencia, y sus salones eran el centro de todos los debates y conspiraciones en un período que vio a Francia pasar de la monarquía a la república y al Terror revolucionario, luego al Directorio y, finalmente, al orden recuperado bajo el Imperio de Napoléon Bonaparte.

Sin embargo, la Revolución tenía sus límites. Olympe de Gouges, una dama que redactó en 1791 una Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana, corrió la misma suerte que el rey. Fue arrestada y guillotinada dos años después. Desde hace unos años, una placa la recuerda, en el frente de la casa en la que vivió en la todavía medieval calle Servandino, a metros del Jardín de Luxemburgo y del Senado nacional.

La fecha del decreto antipantalones es el 26 del mes de Brumario del año IX (17 de noviembre de 1799, los revolucionarios habían cambiado todo, hasta el calendario, para que quedara claro que una nueva era se iniciaba). La ordenanza establecía que toda parisina que quisiera usar esa indumentaria masculina debía esgrimir ante la policía razones médicas (sic) para ello.

El decreto tenía sus razones. En 1792 había nacido en París el movimiento de lossans-culottes (literalmente, sin calzones). Los revolucionarios reivindicaban el uso del pantalón por oposición a la burguesía y a los nobles, que llevaban calzones. Las mujeres quisieron imitarlos, pero ese derecho les fue negado.

La senadora Blondin se dijo estupefacta por el descubrimiento de que esta ordenanza seguía en pie. Ni falta hace aclarar que ya no tiene ningún efecto práctico. Sin embargo, contradice el principio constitucional de 1946 que dice: "La ley garantiza a la mujer, en todas las áreas, derechos iguales a los de los hombres".

Antes de Blondin, hubo otros intentos de derogar la norma. En 1887, la feminista Marie-Rose Astié de Valsayre lo solicitó al Parlamento. Su pedido fue archivado sin más trámite. En 2004, un diputado de la UMP (centroderecha, oficialista), Jean-Yves Hugon, solicitó al ministerio de la Paridad la supresión del decreto. La respuesta fue que "su alcance sería puramente simbólico".

En realidad, por tratarse de una ordenanza policial, la propia Prefectura de París la puede anular. Pero parece que la institución tiene apego a la historia. Ya que en septiembre de 2010, una solicitud en ese sentido fue rechazada con el argumento de que por ser un tema de "arqueología jurídica", no era prioridad.

Aunque hace tiempo que el uso del pantalón forma parte de la más absoluta normalidad entres las parisinas de toda edad y condición, hasta 1980, su uso estaba vedado en el recinto de la Asamblea nacional (diputados) y del Senado. En el año 1972, Michèle Alliot-Marie, entonces asesora minsiterial y más tarde canciller de Francia, fue frenada en la puerta del hemiciclo por un ujier. Ella replicó: "Si lo que le molesta es mi pantalón, ya mismo me lo quito".

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